Gratitud

Que planes tienes para hoy? 
De Mario Benedetti

Esta mañana desperté emocionado
con todas las cosas que tengo que hacer
antes que el reloj sonara.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso
o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero
o puedo estar contento que mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo
lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo
o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos
o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente y cuerpo .
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy, soy el escultor.
Lo que suceda hoy depende de mi, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.






Colaboracion de Maria Jose Monje Gonzalez


El poder de la gratitud





Esta es una pregunta que ha sido respondida
a través de los siglos, y que ha sido respondida cada ves que se ha formulado.
Pero no habéis escuchado la respuesta, o no queréis creerla. Responderé de
nuevo, con palabras de hoy, en un lenguaje actual, de la siguiente manera:
 
No tendréis lo que pedís, ni podéis
tener nada de lo que queráis. Y ello porque vuestra propia petición es una
afirmación de vuestra carencia, y al decir que queréis una cosa únicamente
sirve para producir esa experiencia concreta – la carencia – en
vuestra realidad.


1Por lo tanto, la 
oración 
correcta no es nunca de súplica, sino de gratitud. Cuando dais gracias a Dios por adelantado por aquello que
habéis decidido experimentar en vuestra realidad, estáis efectivamente
reconociendo que eso esta ahí… en efecto. La gratitud es, pues, la más poderosa
afirmación dirigida a Dios; una afirmación a la que Yo habré contestado
incluso antes de que me la formuléis. Así pues, no supliquéis nunca. Antes
bien, agradeced. 
Pero ¿qué ocurre si yo agradezco algo por adelantado, y luego eso no aparece nunca? Eso podría llevar al desencanto y a la amargura.
La gratitud no puede utilizarse como
una herramienta con la que manipular a Dios; un mecanismo con el que
engañar al universo. No podéis mentiros a vosotros mismos. Vuestra mente sabe
la verdad de vuestros pensamientos. Si decís “Gracias, Dios mío, por
esto y lo otro”, y al mismo tiempo está claro que eso no está en vuestra
realidad presente, estáis suponiendo que Dios es menos claro que
vosotros, y, por lo tanto, produciendo esa realidad en vosotros. 
Dios sabe lo que vosotros
sabéis, y lo que vosotros sabéis es lo que aparece en vuestra realidad.
 
Pero entonces ¿cómo puedo estar
realmente agradecido por algo, si sé que eso no está presente?  
Fe. Si tienes aunque sólo sea la fe
equivalente a un grano de mostaza, moverás montañas. Sabrás que eso
está presente porque Yo digo que está presente; porque Yo digo
que, incluso antes de que me preguntes, habré respondido; porque Yo digo, y os
lo he dicho de todas las maneras concebibles, a través de cualquier maestro que
me puedas mencionar, que, sea lo que sea lo que queráis, si lo queréis en Mi
nombre así será. Sin embargo, hay tanta gente que dice que sus oraciones han
quedado sin respuesta…
Ninguna oración – y una oración no es
más que una ferviente afirmación de lo que ya es – queda sin respuesta.
Cualquier oración – cualquier pensamiento, cualquier afirmación, cualquier
sentimiento – es creador. En la medida en que sea fervientemente sostenido como
una verdad, en esa misma medida, se hará manifiesto en
vuestra experiencia.
Cuando se dice que una oración no ha
sido respondida, lo que realmente ocurre es que el pensamiento, palabra o
sentimiento sostenido de modo más ferviente a llegado a ser operativo. Pero lo
que has de saber – y ese es el secreto – es que detrás
del pensamiento se halla siempre otro pensamiento – el que
podríamos llamar Pensamiento Promotor -, que es el que controla
el pensamiento.


Por lo tanto, si rogáis y suplicáis,
parece que existe una posibilidad mucho menor de que experimentéis lo que
pensáis que habéis decidido, puesto que el Pensamiento Promotor que se
halla detrás de cada súplica es el de que en ese momento no tenéis lo que
deseáis. Ese 
Pensamiento  promotor se convierte en vuestra realidad.El
único Pensamiento promotor que puede ignorar
este pensamiento es uno fundado en la fé en
que Dios concederá cualquier cosa que se le pida, sin falta. Algunas
personas poseen este tipo de fe, pero muy pocas.


El proceso de la oración resulta
mucho más fácil cuando, en lugar de creer que Dios siempre dirá “sí”
a cada petición, se comprende intuitivamente que la propia petición no es
necesaria. Entonces la oración se convierte en una plegaria de acción de
gracias. No es en absoluto una petición, sino una afirmación de gratitud por lo
que ya es.

Neale Donald Walsch
" Señor, dame lo que necesito y no lo que quiero"